Poema aleatorio visual discontinuo

La poesía visual es un reloj que pierde las horas y marca los segundos al ritmo del canto de un pájaro, mira con un sólo ojo el futuro y jamás parpadea.
La poesía visual es un elefante de alas relucientes sobre el tenue azul de la noche y de invisible trompa a la luz del sol.
La poesía visual es el caparazón de un caracol de grandes antenas y elevados pensamientos geométricos, que camina con paso firme y seguro cuando no titubea por el exceso de alcohol ingerido.
La poesía visual es la montura de mi gafa que admite cualquier modelo de cristal, ya sea cóncavo o convexo; sin ella, mirar a través de la ventana sería una acción coja y previsible.
La poesía visual es una nota sostenida sobre la copa de un árbol, y también el silencio previo y su correspondiente eco.
La poesía visual es un poema sin ojos, sin orejas, sin nariz, sin boca y sin manos, para el deleite de todos los sentidos.
La poesía visual soy yo haciendo el pino, cuando me niego a caminar bajo el peso de la gravedad, e irremediablemente caen de mis bolsillos las llaves que no tienen cerradura, los sueños ortopédicos, los pensamientos con caries, las palabras atrofiadas por el exceso de uso y la desidia adherida a la lista de la compra.
La poesía visual es un camino sin trazo y el dibujo sin línea de un deseo.

Marlo (sin hora)

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